​El día que Dios sintió maripositas en la panza

Dios hizo una alianza en el desierto con el pueblo de Israel que fue retratada por profetas y maestros espirituales hebreos como un matrimonio espiritual entre Dios y la comunidad.

Profetas como Oseas imaginaron las traiciones del pueblo a Dios como las de una pareja infiel, siempre aludiendo al perdón de aquel ser enamorado; pero hubo un acto que no fue perdonado.


En particular, el profeta Jeremías menciona que un rey de Israel cometió una traición que no sería perdonada. Manasés quemó a su propio hijo en el fuego de un ritual de prosperidad.

En el 587 aC. Nabucodonosor destruye definitivamente Jerusalén, lleva al rey hebreo al exilio y nunca más volvió a haber rey en Israel. Algunos pocos profetas y sacerdotes mantienen la cohesión doctrinaria pero los profetas también se extinguen y sólo queda el ritualismo para el año 0; sin mencionar que el pueblo hebreo es esclavo de los romanos en ese tiempo.


Sólo el profeta Jeremías deja en claro, en sus páginas de dolor, que la alianza se ha fracturado para siempre. Si bien Yavé/Jehová mantiene la atención en Israel, con el comienzo del cristianismo tras la crucifixión de Jesús, comienza una nueva alianza. Literalmente “un nuevo matrimonio”. Pero la nueva esposa, representada en María Magdalena, no es un modelo ideal, todo lo contrario, se ha equivocado en el amor miles de veces; sin embargo, esta mujer de aparente corazón errático muestra una fidelidad incondicional a esta nueva alianza, tanto es así que es la primera persona a la que se le aparece Jesús resucitado.


Sin ir más lejos en el análisis, cuando se profundiza en la experiencia espiritual de las personas, se toma consciencia de que Dios habla y actúa, y muchas veces sus actos son menospreciados. Aunque cueste reconocerlo, Dios se divorció y contrajo segundas nupcias, y no sólo eso, lo hizo con un pueblo pagano, símbolo del mayor rechazo en la mentalidad hebrea precristiana.


Ninguna comunidad como la cristiana hizo tantas locuras de amor por este Dios que libremente la eligió, símbolo místico de un amor más allá de toda regla, de todo estandarte o ideal social.

Si ya no existen reglas que le den seguridad al corazón de Dios (porque cuando las hubo no pudieron contener el crimen), entonces la nueva medida de fidelidad que Dios ha trazado es la de la locura por amor, sobretodo si se trata de un corazón herido.


Ése fue el día en que Dios sintió maripositas en la panza, porque después de 6 siglos de espera, volvió a enamorarse.

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