Niños en la calle (Alicia sin Espejo)

Escribí estos ensayos sobre Alicia por los niños que no puedo contar que viven sin el cuidado de sus papás, a través de sufrimientos materiales y espirituales que no alcanzo a imaginar. Niños que crecen y se desarrollan en ámbitos donde se halla lo «peor de lo peor» del ser humano. Realidad que hombres y mujeres nos negamos a reconocer.
El sociólogo mexicano Pablo Fernández Christlieb (2000) planteó que una sociedad realiza una obra de arte de sí misma en la que expresa sus sentimientos colectivos más profundos a través de sus manifestaciones sociales; la salud social, la política, la economía, la cultura, son los «pinceles y acuarelas» con los que entre todos nos expresamos y nos manifestamos cómo somos en lo más íntimo, las luces y sombras que compartimos en nuestro corazón.

Recuerdo en este momento una conversación con una persona que ha trabajado en una institución pública relativa a la niñez, diciéndome que las violaciones internas eran comunes y cómo esos casos quedan encerrados en el silencio. Sólo un ejemplo.

Me pregunto ¿cuáles son los sentimientos profundos que estamos expresando de esta manera, con la desprotección de nuestros niños?, ¿qué mostramos de nosotros mismos con estos hechos? Si acaso, simplemente, la repetición generacional de nuestra propia infancia o, tal vez, el estado actual de nuestra alma, como en una clase de ruptura con aquel cuidado y afecto fundamental sin el cual no podemos vivir.

Observo niños muy pobres durmiendo bajo un puente, desprovistos de todo cuidado; cercanos a un lago contaminado en el que suelen bañarse. En última instancia, la pérdida de todo aquello que le da afecto, sentido y plenitud a sus vidas y a la mía.

A esta imagen que tengo en mi mente, le coloco un marco para cuadros y te la presento como una obra mitad pintura, mitad espejo. Espejo tuyo y mío, en el que podemos vernos.

Soy consciente que el diagnóstico es necesario, pero no cura. Quiero que reconozcas esta realidad de la que sos partícipe, pero no pretendo que te sientas culpable; me gustaría que hagas el proceso inverso al que acabo de realizar: mostrame una nueva realidad en la que muchos niños tengan afecto y condiciones necesarias para desarrollarse. Desde la percepción se crean nuevos proyectos y realidades, así surgen ideas que cambian el mundo. ¡Confío en vos!

Esa persona detrás de esta nueva dimensión es tu Arquetipo Fundamental. Te invito a que lo descubras.

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 Fernández Christlieb , Pablo (2000). La afectividad colectiva. México D.F.: Taurus

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