Padres separados y abandono – Parte 1
La moral católica acostumbra hablar de grandes ideales entre los que a menudo se encuentra el modelo de la mujer madre y dedicada a su casa; pensamos en la “Virgen María”, la mamá de Jesús (una verdadera ficción, puesto que a ciencia cierta poco se sabe de su vida), y tantas otras que han sabido y podido desarrollar una familia armónica, pero… esto no ha sido posible para todas, y aquellas otras mujeres que no pudieron realizar el ideal cultural quedan arrojadas a la sombra de la culpa y a considerar que su situación no es bendecida por Dios, sin embargo, ello es un error inducido por “los dueños de Dios”, aquellos que creen que saben qué es lo que Dios piensa y decide.
En el primer libro de la Biblia (Génesis) encontramos un hecho significativo como arquetipo de relaciones de padres separados que nos permite debatir algunos puntos. En el capítulo 21 se relata la historia de Abraham con su hijo primogénito Ismael, a quién decide abandonar junto a su madre Agar en el desierto por presión de Sara, la madre de su segundo hijo (Isaac).
En esta historia podemos apreciar en primer lugar una reacción instintiva y muy frecuente en una mujer frente a otra mujer ante la presencia del varón: una actuación territorial, posesiva y egoísta, con un elevadísimo nivel de competitividad destructiva; cualidades que solemos atribuir de modo excluyente al varón.
Tal vez se trate de instinto materno, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que Abraham no se cansa de cometer errores y de fallar como padre, arrojando al desierto y a la carencia a su primogénito Ismael. Se trata de un hombre débil como padre, cuyo único soporte masculino termina siendo la intervención de Dios en su vida y su gran fe. Desde una perspectiva psicológica, no es Agar quién hace ilegítimo a Ismael, sino el mismo padre Abraham al rechazarlo (sabemos que después quiso matar a su segundo hijo).
Se observa una situación similar a la de Edipo Rey, dónde un hombre débil es sugestionado por una instancia femenina fuerte, en la cual en su debilidad se apoya, para terminar actuando en rechazo del hijo y abandono letal.
Otro aspecto que muestra el texto bíblico se refiere a la dependencia de Abraham hacia su mujer Sara, donde prefiere ceder a su presión antes que salvar a su hijo, y aun cuando éste era su primogénito varón, cualidades muy valoradas en los pueblos primitivos.
De modo que si unos capítulos atrás el mismo libro del Génesis decía que Dios castigaba el pecado de Eva con la dominación masculina, ahora muestra la dependencia emocional del varón hacia la mujer. ¿Contradicción?
Estamos acostumbrados a pensar que el varón es competitivo, violento con su par, que no comparte como si se tratara de un perro con su hueso, pero… ¿qué es esta actitud de Sara que no quiere que su hijo comparta la herencia con su hermano? ¿Qué es esta voluntad concretada de arrojar a la otra mujer con su niño a la privación total? Si esto no es un deseo de muerte está muy cerca. Es increíble ver cómo a lo largo de la historia humana, se van dando estas divisiones por odio y rencor.
Si bien la tradición religiosa realza todo el linaje hebreo que parte desde Abraham a través de su segundo hijo Isaac, pienso que Dios también tiene su lado oscuro o sombrío, aquel que va por el sufrimiento, y que muchas veces mira con preferencia.
Sara le dijo a Abraham: “Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con mi hijo Isaac”. Aquí se plantea un fenómeno psicológico destacable, que muestra cómo un hombre dependiente de una mujer recibe un conflicto por parte de esta, que no puede procesar; Sara le inocula a Abraham un veneno para el cual no tiene defensa y, lo que es necesario apreciar, ese veneno es drenado por el padre hacia el hijo, el cual resulta excusa y acusación de la mujer, y recibe inocentemente el mayor daño en todo su ser.
De modo que Abraham termina siendo un conducto directo desde el odio de Sara hacia la victimización de Ismael. No hay defensa para el niño, puesto que el defensor natural es el padre y éste ha sido vulnerado.
Pienso que ésta es una situación frecuente del varón contemporáneo, que aún no logra resolver y que muchas veces lo lleva hacia caminos erráticos, que involucran la violencia hacia sus hijos o algún tipo de modalidad de rechazo de la mujer, como la violencia por ejemplo.
Surge otro interrogante, en defensa de Sara:¿por qué Abraham estaba dividido en dos mujeres y dos hijos de madres diferentes? Es un típico caso de hijos con padres separados. Pienso que esta división es parte de Abraham, de su Self, de su interioridad; dividido entre dos partes de su ser que no sabe reconciliar y que se exteriorizan en estas divisiones. Quizás estas dos partes representan a su fuerza física capaz de engendrar naturalmente y a su fuerza espiritual, que engendra desde la debilidad y la impotencia pero con fe en Dios.
Estas dos partes, supongo, no tendrían que oponerse y enfrentarse, sino asociarse y potenciarse mutuamente. Lamentablemente esto no sucede y el padre del judeocristianismo termina dividiéndose (Isaac tampoco se salva del odio asesino de su padre que llega al punto de decidir asesinarlo).
Mientras que Sara y Abraham envían a Agar e Ismael a la escasez de todo bien y a la desprotección absoluta, Dios decide proteger esta célula de vida; y no sólo eso, sino hacer del primogénito una gran nación; quién más tarde también tendrá doce hijos como las tribus de Jacob-Israel.
Cuando Dios le dice a Abraham que haga “como Sara dice” creo que está reconociendo la dependencia del hombre por su mujer, aceptándola de alguna manera, pero no por ello felicitando la determinación. Un Dios muy respetuoso de la debilidad humana, cuyas argumentaciones muchas veces responden a las limitaciones de nuestros paradigmas perceptuales.
El nacimiento de la sombra
Pienso en el momento en que Jesús leyó o escuchó por primera vez este pasaje de la Toráj, probablemente de niño, me inquieta saber qué habrá meditado, cómo recepcionó su corazón esta historia, si pensó en Abraham el padre de la fe de Israel, si acaso se puso a pensar en los dos niños, hermanos separados; me pregunto si tal vez pensó cómo sería tener un hermano mayor alejado… no lo sé.
Volviendo al texto, puedo reflexionar acerca de lo que Agar representa para Abraham, tal vez su lado esclavo, antiguo, del que quiere salir y liberarse. Muchas veces el hombre piensa en una liberación del pasado que consista en no recordarlo nunca más, y muchas veces es la mejor opción, pero no siempre lo es; en otras ocasiones el pasado debe ser asumido, procesado y si, en cambio, es rechazado, se transforma en la sombra del yo. Tal vez con Ismael nace la sombra de Israel, producto del rechazo de… los propios errores cometidos y sin intención de ser aceptados.
De alguna manera, la ley de Israel (la Toráj) planteó esta exclusión de lo otro, lo ajeno, lo aberrante para el yo, por medio de la prescripción de la norma, pero ello fracasó rotundamente, porque lo otro es parte del yo y ello no se puede rechazar. Sólo Jesucristo se da cuenta de eso e incorpora en el Self de Israel y su propio Self toda esta ajeneidad rechazada.
Ahora Ismael pasa a ser la sombra de Abraham, y desde allí actuará, desde el desierto y la privación total; es el engendramiento de la sombra y la pobreza, de la diferencia, de la rivalidad, del odio. Todas estas representaciones de la realidad son arrojadas sobre las espaldas del niño Ismael.
Excelente!!!!!