Insomnio

Samuel se despertó tres veces en la noche creyendo que su mentor Helí lo llamaba o lo molestaba con los achaques de la vejez. Sin embargo, Helí no lo había llamado ni molestado. Samuel padecía una clase de insomnio que lo hacía despertarse frecuentemente de noche, no pudiendo descansar naturalmente y sin comprender por qué le sucedía esto.

“Entonces Helí le dijo que tome un psicofármaco…”

¡Es una broma! No fue esto lo que sucedió, porque el maestro judío era sabio y comprendía que lo que no dejaba dormir a Samuel provenía de su profunda interioridad y que este impulso no debía ser aplacado sino comprendido. Helí le dice al joven Samuel que permanezca en su lugar, en la noche, que no busque la ayuda del maestro y que se predisponga para escuchar…

Es increíble la incomprensión que tiene la ciencia (no sólo la médica, la psicológica también) por lo que sucede en lo intrapsicológico profundo. El insomnio no es un problema menor, un ser humano no puede estar más de cinco días seguidos sin dormir porque moriría y, sin llegar a este extremo, el insomnio prolongado en el tiempo produce problemas cardíacos en el ser humano. No obstante estas amenazas, no es correcto forzar el dormir cuando éste no se produce naturalmente, sino que es preferible comprender las razones por las cuáles se produce.

  • A veces son factores cotidianos, relativos al trabajo muy próximo al horario de descansar, el exceso de café o el deporte nocturno. Estos aspectos de la cotidianeidad que inciden negativamente en el sueño deben ser considerados ante la presencia del insomnio.
  • Desde otra perspectiva, puede decirse que cuando el sistema nervioso no permite ingresar naturalmente al estado de adormecimiento es debido a que detecta un factor al cuál debe prestarle atención y que le representa un problema que no puede resolver. Dicho problema crítico ha de ser relevante puesto que impide una función autónoma (el sueño).
  • Aun así, existe otra configuración psíquica en la que se produce el insomnio que puede estar o no relacionada a los factores antedichos.

Toda época tiene lo que se denomina “espíritu de la época” (Jung) o mentalidad de un determinado tiempo y lugar cultural. Esta cosmovisión popular rige nuestra cotidianidad, es un paradigma de pensamiento a través del cual explicamos lo que nos sucede y de donde obtenemos los pensamientos que rigen nuestro actuar. De modo subterráneo, toda época posee en su Inconsciente Colectivo un pensamiento divergente que se ha denominado “espíritu de la profundidad”, el cual remite a la sabiduría milenaria que acumulan las civilizaciones referida a temas trascendentes (no solamente de contenido espiritual, también el arte, la música, entre otros, se hallan en este plano).

El insomnio es relativo a una hiperexcitación de una zona del cerebro humano en el Neo-Cortex, la capa más evolucionada de aquel, que implica la racionalidad y el control de nuestra vida día a día. En el espíritu de nuestra época se halla el activismo, nuestras tensiones y preocupaciones, aquello que nos abruma.

El sueño nos lleva a un plano alterado de consciencia y conecta con aquel espíritu de la profundidad. Por lo tanto, el insomnio es una especie de conflicto entre una mentalidad y la otra y se produce para romper aquello que de lo cotidiano daña la mente humana. Esto que daña la psiquis humana no es un trabajo, un problema, o lo que fuere, sino el “Ego-control”. Nuestra educación racional tan valorada nos desarrolla la ilusión de que estamos en control de nuestras vidas y que ello es el objetivo máximo de un hombre o mujer; sólo es necesario una vivencia de límite real para que tomemos consciencia que esto es un error: de ningún modo controlamos nuestro destino y no tenemos la más mínima posibilidad de hacerlo.

El espíritu de nuestra época, nuestra cotidianidad, se rige por la razón y su capacidad de planificación futura (germen de ansiedad). El insomnio rompe con ello y nos conduce a un agotamiento extremo y aún a la depresión de nuestra energía mental. Nos lleva a un proceso psíquico divergente del de la racionalidad y que es el de la “percepción inconsciente”, asociado a los estratos más profundos de la corteza encefálica, relacionados a las capas evolutivas que tenemos en común con reptiles y aves.

¿Qué te fumaste en la Facultad de Psicología? Alguno estará pensando…

CEREBRO ANIMAL:

Neo-cortex: sólo desarrollado en humanos – incipientes en otros mamíferos.

Cerebro mamífero: todos los mamíferos lo tenemos en común, también denominado cerebro medio o límbico.

Cerebro reptiliano: es el predominante en reptiles y aves, se halla en la parte más interna de nuestra masa encefálica.

“¡Nuestra capacidad racional es lo más elevado que tenemos y lo que nos distingue como humanos!”

– ¿Lo dijo un nazi? No, un teólogo… o un filósofo… da lo mismo.

Estos razonamientos egocéntricos se refutan con Biología del secundario: la naturaleza en su evolución deja en el interior lo más importante y en el exterior de los organismos lo menos valorado, porque de esta manera protege las estructuras fundamentales ante los traumatismos externos: la musculatura externa protege los huesos, la estructura ósea a su vez protege a los órganos internos, puesto que éstos son fundamentales para la vida.

Pero volvamos al insomnio, lo que pretendemos decir es que el mismo responde a una necesidad de la psiquis humana de cambio en el proceso de pensamiento, que debe dirigirse hacia menos control racional y mayor percepción emocional-sensitiva.

Tips para el insomnio: El ritual del adormecimiento.

¡Olvidé mencionar un factor de insomnio! La falta de sexo. ¿Puede ser?

Una manera sencilla de favorecer el adormecimiento es prepararlo como si se tratase de un acto sexual ritual, de un encuentro con un otro. Dejar de lado paulatinamente todo lo relacionado a nuestro hacer del día (comenzando por apagar el celular y desconectarse de Facebook, ¡sin TV! -¿tengo que explicar esto?), tal vez escuchar una música suave (¿lleva un poco de tiempo? No te preocupes, menos que el insomnio), un vaso de vino para el que le gusta, tal vez un libro que no tenga que ver con nada de nuestro hacer y esperar, en silencio… el tiempo que sea necesario. ¿Hasta dormirme? ¡No! Hasta oír la voz de la profundidad… Recién luego ESO te va a dejar en paz.

“Zapallo, verdura, ¡los griegos a la basura!”

[Éste es el título que cobardemente no me animé a colocarle a un examen final de la facultad.]

El tema de la percepción no es menor. Basta estar perdido en un lugar extenso para comprender qué tanto sirve la racionalidad limitada al horizonte de visión. Valoramos el desarrollo de nuestro Sistema Nervioso Central (SNC) en la línea evolutiva de los mamífieros y olvidamos que existe una línea de esta evolución que es divergente, que tiene una masa encefálica menos desarrollada pero que es muy adaptativa: las aves. En ellas la percepción visual y auditiva prima sobre las funciones más privilegiadas en mamíferos.

– ¿Quién es el mejor cazador?

Por eso os digo, no os preocupéis[Ego-control] por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis [espíritu de la época]. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? [la naturaleza protege las estructuras internas] Mirad las aves del cielo [la línea evolutiva divergente con la nuestra], que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros [sólo se dedican a percibir -y necesitan menos masa encefálica que nosotros], y sin embargo, [¡Y sin embargo!] vuestro Padre celestial [la Naturaleza les dio un mecanismo satisfactorio de supervivencia] las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?… [¿No se supone que somos más inteligentes?] Mateo, 6, 25-26.

Creo que extraje este texto de un manual de Biología… ¿si?

* * *

¿Por qué hablar del insomnio en esta sección? Porque el marco teórico que empleo tiene relación con la Psicología Analítica de Carl Jung, a partir de la cual se infiere que JesuCristo es el Arquetipo más poderoso del Inconsciente Colectivo de Occidente, ello significa que posee una atracción “magnética” hacia otros patrones de referencia, haciendo que éstos se orienten hacia él.

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