
Lo sé, la paternidad no está de moda. Sin embargo, pasarán años, decenios, siglos y milenios… y la paternidad seguirá siendo un elemento fundamental de la civilización.
Con esta introducción doy inicio a la sección que titula esta nota; los temas que allí te presentaré no pueden padecer de un enfoque superficial, como estoy acostumbrado a ver en nuestra mediocre Latinoamérica. No me interesa discutir si los papás deben ser afectuosos y cambiar pañales o ir a trabajar y dejar a los niños al cuidado de las madres, planteos ridículos y sin sentido.
Lo que te planteo, a través del libro de Aren y los referidos a la paternidad, es el siguiente interrogante:
¿Es la presencia del padre determinante en toda sociedad humana?
«Si o no», «1 o 0». Única respuesta y sin ambigüedades.
Mi agente de marketing podría preguntarme:
«¿A quién va a interesarle hoy en día un libro sobre la paternidad? ¿No te resultaría más beneficioso escribir sobre temas de moda?»
Cuando sos un psicólogo junguiano y un científico, la «moda» no es tu criterio de toma de decisiones. Por otra parte, existen dos personas a quienes va a interesarle este problema:
- Quienes tienen «un crater en el alma» por la ausencia o violencia de su padre.
- Aquellos que saben que no pueden desarrollar todo su potencial sin un padre que apoye la mano en sus hombros diciendo: «Éste es mi hijo/a».
M.E.