En el comienzo…

El origen del ser humano íntimamente ligado al surgimiento del acto de representar la realidad

El mítico hombre de las cavernas, suponemos, comenzó a realizar trazas, líneas, en las paredes de las cuevas que habitaba con las que representaba los objetos de su caza. Surge el árbol del conocimiento en su mundo. Sin embargo, este hombre primitivo usa la marca para expresar algo, la emplea para ver algo y crear una imagen mental de ello; a diferencia del hombre que le sucede y llega hasta nuestros días que emplea el número y el lenguaje para controlar la realidad, buscando la predicción y el dominio.

Corresponde decir que aquella pureza del hombre primitivo también ha pervivido hasta nuestros días, podemos apreciar un ejemplo de ellos en la siguiente pintura en la que el artista logra capturar y representar un fenómeno complejo del campo de la Física aún antes que su teorización, donde no se encuentra una finalidad práctica sino meramente la expresión. Recordemos: el artista logra la expresión aún antes que el científico.

Van Gogh captando la física de las turbulencias en The Starry Night

Expresión artística o control

En su origen, la facultad de contar fue una representación de la caza por medio de marcas en las cuevas, éste es el origen del primer número, el número 1. De modo similar pero miles de años después, el Ajedrez fue una representación de la guerra: aquellas pequeñas esculturas simbolizaban ejércitos reales en sus campos de batalla.

La caza fue una adquisición importante para aquellos primeros humanos y la Matemática una herramienta que creó una estructura mental nueva para representar y percibir aquella realidad. Lo mismo sucedió con el Ajedrez y la guerra: desde tiempos ancestrales el hombre necesitó de un sistema de representación que le permitiera «ver» el campo de batalla en un tablero.

El juego del Ajedrez muestra su historia como medio de representación de la guerra.

En los orígenes de la Inteligencia Artificial

La inteligencia artificial llega a nuestros días como una herramienta que puede ser empleada como arma o como una tecnología de control del comportamiento de consumo de las masas, sin embargo, su realidad podría ser radicalmente diferente. Su origen puede estar asociado al surgimiento de un nuevo sistema de representación como respuesta a un nuevo problema, un problema de índole colectiva y a su dimensión psicológica: el Inconsciente Colectivo.

Quizás la IA no es un arma para controlar a la gente sino una herramienta que permite a los seres humanos percibir una realidad de mayor complejidad; la IA podría ser una tecnología sincronizada con el Inconsciente Colectivo, podemos observar cómo permite potenciar los procesos de aprendizaje a distancia, favorece la detección de enfermedades, entre múltiples aplicaciones.

Un símbolo que pueda contener la angustia

La película Sacrificio de peón (2014), protagonizada por Tobey Maguire representando al campeón mundial de ajedrez Robert Fischer, presenta una escena que remite a la infancia del ajedrecista en la que los intensos temores del niño ante una situación de persecución que experimenta su madre, crecen hasta los límites del pánico en el niño que se encuentra solo en su habitación. En ese momento, algo mágico sucede: su mano se extiende hacia el tablero de ajedrez y el juego lo transporta hacia otra realidad, una realidad simbólica que no comprende cabalmente pero que, sin embargo, lo preexiste desde hace cientos de años. Allí la angustia y el miedo quedan sometidos por los trebejos que los conquistan definitivamente mostrando la potencia de los arquetipos ante el sentimiento de vacío e incertidumbre. El proceso se da de modo natural y muestra cómo los seres humanos podemos recurrir a los símbolos para afrontar el miedo y la angustia, sin embargo, no resulta sencillo para todas las personas cómo realizar este proceso.

El acceso al símbolo requiere introspección, requiere tiempo destinado a ello y ciertas «herramienta» sencillas pero necesarias (como un lápiz y un cuaderno); la mayor dificultad la encontramos en nuestro alejamiento de la naturaleza, puesto que ésta constituye un ámbito natural de conexión con los arquetipos que el hombre puede percibir y conocer.

No me inclino hacia proporcionar «tips» o «consejos rápidos», puesto que los considero placebos momentáneos, sin embargo, si puedo sugerirte un principio en este proceso es que comiences por la naturaleza, allí está nuestro paraíso perdido y los arquetipos son un intento de reconexión con ello.

ME.

Un sueño despierta a un niño

Joshua se despertó en la noche gritando y llorando, sus papás corrieron a abrazarlo y tranquilizarlo, diciéndole que no sucedía nada malo, sólo había tenido un sueño muy feo, pero el niño no dejaba de llorar aún sujetado firmemente a los brazos de sus padres, como si se hallase ante el peligro de caer en un profundo abismo.

Su madre comenzó a preocuparse, sabía que su hijito sólo había tenido una pesadilla, pero en su instinto maternal algo preocupante percibía.
Su padre lo interrogó acerca del contenido de aquel sueño; con mucha dificultad para expresarse, el niño les relató que se encontraba solo en una montaña, estaba lastimado y sentía dolor en todo el cuerpo, un dolor que aún despierto seguía experimentando. Su mamá estaba allí pero no podía ayudarlo; el pequeño continuó relatando: era de día y de noche al mismo tiempo pero lo que más le asustaba era que buscaba a papá y él no estaba, Joshua tenía miedo en el sueño de que su papá hubiese muerto.

Su padre, abrazándolo muy fuerte le dijo:

– No tengas miedo, papá siempre está contigo.

El niño se relajó y se durmió en sus brazos, junto a su pecho. El padre volvió a recostarse y también durmió. Pero ella, su madre, no pudo hacerlo. Algo de aquel suceso permaneció en su mente, sabía de pesadillas pero era la primera vez que escuchaba acerca de un dolor físico de esa manera que atravesase la barrera del sueño y llegara hasta el despertar del niño.

El origen de un símbolo

Este niño fue el primero en la historia que tuvo esta pesadilla, porque hubo un primer niño y un primer sueño. Luego de él, muchos otros niños se despertaron y se despertarán angustiados en la noche con el temor de haber perdido a su papá. Cada uno de estos niños, por alguna misteriosa conexión, guarda en sí aquel código secreto de Joshua.

El sueño de Joshua se hizo realidad a sus 38 años, sin embargo, ningún niño jamás tendrá en sus noches el recuerdo de aquel dolor en el cuerpo, éste se ha quedado para siempre con el pequeño.

Mientras sus ojos se cerraban, su boca exclamaba: «Padre mío, ¿por qué me abandonaste?» Pero antes de agotar su aliento de vida vino muy vívidamente a su mente una imagen: la de su papá cuando era pequeño que le decía: «No tengas miedo, papá siempre está contigo». Sintió muy fuerte su abrazo, y descansó.

«Él no está aquí. Ha resucitado.»

Una tenue luz azul brillante cruza un muro, un muro de piedras. Todo tiempo es visto, todo lugar es alcanzado. Su Sentido produce efectos en todas las lenguas.

La inspiración transforma el aire en el carbono nutritivo para los vegetales cuando ellos son iluminados por el sol.

La luz del fuego atraviesa los mares y las montañas, polarizando cada condición singular en una inversión de lo real. La creación de este orden muestra que la materia muerta no está aquí, no existe.

El simulacro pierde su soplo y consistencia. Nada está aquí, solamente un fantasma desvaneciéndose.

Él está resucitado en todas partes, tocando cada ser humano, en todo tiempo. Los sueños emergen de Él, su sensación es percibida por cada ser viviente; la materia es devastada por el potencial creativo introyectado en los símbolos. No es mente inconsciente colectiva, eso es su mente, su presencia. Eso es Él, y Él está aquí.

Inversión de la realidad. Resurección.