En algunos pueblos antiguos existía una persona cuyo rol era mantener en su memoria los cuentos populares de su comunidad y transmitirlos a las nuevas generaciones; de hecho, la mayoría de las tradiciones antiguas que conocemos se han transmitido por cientos y miles de años de esta manera. Con el advenimiento de la escritura en papiros y pergaminos esta tarea fue recayendo en quienes gestionaban esta herramienta, posteriormente y con el surgimiento de la imprenta esta acción permitió una expansión de la comunicación de las historias y narrativas que dan sentido a la vida de los hombres y mujeres de cada tiempo. Hoy, a comienzos del siglo XXI, una nueva y poderosa herramienta surge con la posibilidada de expandir este «oficio» pero, al mismo tiempo, también existe un agente social que lo «gestiona» o «administra», como sucede con todos los medios masivos de comunicación.
Los videojuegos como narradores de historias en las nuevas generaciones: una evolución moderna de las narrativas antiguas
En un mundo en el que la tecnología avanza rápidamente y los medios digitales siguen creciendo, el arte de contar historias ha encontrado un nuevo y dinámico lugar en los videojuegos. Si bien los libros y las tradiciones orales alguna vez fueron los principales medios a través de los cuales las historias se transmitían de una generación a la siguiente, los videojuegos de hoy sirven como una forma innovadora de contar historias, capturando la imaginación de una nueva generación. Videojuegos como The Last of Us, The Witcher 3: Wild Hunt y Red Dead Redemption 2 ejemplifican cómo las narrativas interactivas están cambiando el panorama de la narración y ofrecen una nueva perspectiva a través de la cual explorar las experiencias humanas, de manera muy similar a los narradores del pasado.
El antiguo arte de contar historias: tradiciones orales y textos escritos
Mucho antes de los libros, las películas o incluso las palabras escritas, existían los narradores de historias: viajeros, bardos y ancianos que transmitían la historia, los mitos y la sabiduría a través de la palabra hablada. Las culturas antiguas de todo el mundo dependían de las tradiciones orales para preservar sus historias, a menudo transmitiéndolas de generación en generación. Estas narraciones eran herramientas poderosas para preservar la cultura, explicar los fenómenos naturales y enseñar lecciones morales. Desde los poemas épicos de La Ilíada y La Odisea de Homero hasta las vastas tradiciones orales de las culturas indígenas, las historias servían como el pegamento que unía a las comunidades.
Los libros, el siguiente paso evolutivo en la narración de historias, proporcionaron una forma de preservar las historias en forma escrita, lo que les permitió llegar a un público más amplio a través del tiempo y el espacio. La palabra escrita permitió que las historias se distribuyeran más allá de las limitaciones de la memoria y la geografía, proporcionando un registro permanente de la historia, la cultura y la imaginación.
A lo largo de la historia de la humanidad, las historias siempre tuvieron que ver con la conexión -ya sea con una comunidad, explorando las profundidades internas de la emoción humana o enfrentando temas universales de vida, muerte, amor y conflicto. La narración consistía en involucrar a la audiencia en una experiencia compartida, evocar sentimientos y fomentar la reflexión sobre el mundo que los rodea.
Videojuegos: la nueva frontera de la narración
En la actualidad, los videojuegos se han convertido en una fuerza cultural de primer orden. Ya no sirven sólo para entretener, sino que son una evolución moderna de la narración de historias, que combina experiencias interactivas con el arte de la narrativa. Al igual que los antiguos narradores, los videojuegos modernos aprovechan el poder de la historia para conectar con el público a nivel emocional, pero lo hacen de maneras que antes eran inimaginables.
Interactividad: El jugador como participante
La diferencia más significativa entre la narración tradicional (ya sea a través de libros, obras de teatro o tradiciones orales) y los videojuegos es la interactividad. En un juego como The Last of Us, los jugadores no se limitan a observar pasivamente la historia, sino que se convierten en una parte activa de ella. El jugador controla las acciones de la protagonista, Ellie, y la guía a través de un mundo postapocalíptico donde la supervivencia es primordial. Las elecciones del jugador (ya sea en combate, interacciones con otros personajes o decisiones relacionadas con dilemas morales) afectan directamente la narrativa que se desarrolla.
Esta interactividad eleva la experiencia más allá del consumo pasivo. La historia se vuelve personalizada. El impacto emocional es mayor porque los jugadores no solo leen sobre las dificultades de Ellie, sino que las viven, sintiendo la tensión, la pérdida, el triunfo y la desesperación a través de su participación directa en la historia.
Al igual que los antiguos narradores orales alteraban su narrativa en función de las reacciones de su audiencia, los juegos modernos a menudo se adaptan a las aportaciones de los jugadores. Algunos juegos presentan narrativas ramificadas en las que las decisiones que toma el jugador determinan el resultado, lo que refleja un enfoque más flexible y personalizado de la narración. De esta manera, los videojuegos preservan la antigua tradición de contar historias que se ajusta a las necesidades y los deseos de su audiencia.
Mundos inmersivos y profundidad emocional
Los antiguos narradores tenían la notable capacidad de crear experiencias vívidas y emotivas a través de la palabra hablada, utilizando sus voces, gestos y técnicas narrativas para transportar a sus audiencias a tierras lejanas, reinos míticos y eventos históricos. Los videojuegos actuales se basan en esta tradición, pero ofrecen una inmersión sensorial mucho mayor.
Juegos como The Witcher 3: Wild Hunt o Red Dead Redemption 2 ofrecen mundos expansivos y ricamente detallados donde el jugador puede explorar no solo espacios físicos sino también paisajes emocionales. Los entornos suelen ser parte de la narrativa tanto como los propios personajes. La decisión de descansar en un pueblo tranquilo o aventurarse en un bosque oscuro y amenazador realza el estado de ánimo y profundiza la experiencia narrativa.
El viaje de Ellie en The Last of Us, por ejemplo, no se trata solo de lo que hace, sino de cómo el mundo que la rodea influye en sus emociones y decisiones. El entorno (las ciudades en ruinas, los bosques inquietantes, los restos de la civilización) actúa como un personaje más de la historia, reflejando los temas de la pérdida, la supervivencia y la esperanza. Esta narración ambiental se basa en tradiciones antiguas en las que el entorno y la atmósfera desempeñaban un papel clave a la hora de transmitir los significados más profundos de la historia.
Personajes complejos y crecimiento psicológico
La complejidad de los personajes de los videojuegos modernos es otro ámbito en el que el medio ha evolucionado. Los personajes de juegos como The Last of Us tienen muchos matices, con motivaciones, luchas emocionales e historias de fondo que se desarrollan a lo largo del juego. Ellie, por ejemplo, no es solo una superviviente; es una joven que se enfrenta a la pérdida, la soledad y la carga de ser empujada a la edad adulta demasiado pronto. Su relación con Joel, y la confianza que construyen con el tiempo, es fundamental para el núcleo emocional de la historia.
Este tipo de profundidad psicológica es comparable a los grandes personajes literarios del pasado, como Hamlet u Odiseo, que se enfrentan a cuestiones existenciales y conflictos internos. Pero los videojuegos van un paso más allá al permitir al jugador experimentar esos conflictos de primera mano, lo que da forma a su comprensión del personaje a medida que avanza el juego. De esta manera, los videojuegos permiten a los jugadores explorar las emociones humanas complejas y el desarrollo psicológico de una manera profundamente personal, muy similar a las historias antiguas que exploraban temas de la naturaleza humana, la moralidad y el viaje del héroe.
Temas de moralidad, supervivencia e identidad
Muchos juegos modernos, como The Last of Us, abordan temas complejos como la moralidad, la supervivencia y la identidad. Estos temas hacen eco de las antiguas preguntas con las que luchaban los narradores de historias: ¿Qué significa ser humano? ¿Cómo navegamos entre el bien y el mal? ¿Cómo moldeamos nuestra identidad frente a la adversidad?
En The Last of Us, los jugadores se ven obligados a tomar decisiones difíciles que cuestionan su sentido de la moralidad. ¿Deberían matar para sobrevivir? ¿Deberían confiar en los demás en un mundo donde la traición es común? Este tipo de dilemas son fundamentales para la experiencia humana y se han explorado en innumerables mitos y epopeyas antiguas. La diferencia ahora es que el jugador participa en la toma de esas decisiones y las consecuencias de sus acciones se sienten de inmediato. Esto refleja el antiguo papel de la narración de historias, donde las lecciones morales y las preguntas existenciales se transmitían de generación en generación. Los videojuegos modernos continúan esta tradición, pero agregan capas de interactividad, lo que hace que la exploración de estos temas sea más personal e inmediata.
Conclusión: El futuro de la narración en la era digital
A medida que avanzamos en el siglo XXI, los videojuegos seguirán desempeñando un papel cada vez más importante en el panorama de la narración de historias. Al igual que los libros, las tradiciones orales y las obras de teatro lo han hecho en el pasado, los juegos son una forma de arte en evolución que se conecta con el núcleo emocional e intelectual de la experiencia humana. Combinan los mundos inmersivos de los narradores antiguos con la interactividad y la personalización de la tecnología moderna.
Los videojuegos como The Last of Us y otros están llevando adelante la antigua tradición de la narración de historias, adaptándola a las necesidades y expectativas del público actual. Ofrecen experiencias ricas y emocionales que son tan profundas y, en muchos sentidos, más inmersivas que las historias transmitidas por los narradores y autores del pasado.
Así como los narradores antiguos dieron forma a la cultura de su tiempo, también los videojuegos modernos dan forma al mundo en el que vivimos: nos conectan, nos enseñan y nos ayudan a navegar por la compleja red de emociones y experiencias humanas. En esta nueva frontera de la narración, el antiguo arte de tejer cuentos continúa evolucionando, aportando nuevas formas de conexión, reflexión y conocimiento a las generaciones siguientes.