A mi hija le dolía la cabeza, ¿qué hacer? Se la veía decaída, cansada y el problema parecía no tener solución. Tenía un cuadernito y una fibras así que le enseñé a sumar con los dedos (tiene 4 añitos). Le gustó tanto que después me dibujó la Patrulla Canina de regalo.
¿Qué fue esto?
Enfoque de la atención consciente en una tarea para distraerse del dolor. Pero ella no puede hacerlo por sí sola, es muy pequeña, tuve que hacerlo yo por ella, debí ayudarla a desarrollar ese enfoque.
Este comentario parece de lo más sencillo. Ahora, pasemos al narcotráfico y la violencia.
Análisis del error
Los hombres hemos fallado al intentar transmitir algo a la próxima generación. Además, no queremos reconocerlo ni que nadie nos lo reproche, queremos que nos admiren y nos ensalcen. Pero allí están, esas feministas que nos acusan de violentos. ¿Qué les pasa a estas mujeres?
¡Tanto poder tiene la influencia paterna! Tanto como para calmar el dolor.
No podemos imaginar lo que sufre un niño en la calle, pobre, abandonado. No podemos imaginar lo que significa que no haya allí nadie para protegerlo. Pero hay un daño aún mayor, un abandono todavía peor y del que todos somos responsables: somos muchos los hombres y padres que podemos realizar esta tarea de enfocar y controlar los impulsos de dolor de un niño, sin embargo, nosotros no queremos hacerlo. Pero pasan los días y el ángel exterminador desciende sobre nuestros niños, pero allí no hay nadie para protegerlos. ¿Podrá subsistir este estilo de hombría sin sentido trascendente? Sin sentido de transmitir a otra generación. Ya vemos claramente que surge un impulso profundo, en todos los planos de nuestra sociedad que, cuál mano gigante e invisible, va apartando a los hombres de nuestra sociedad y eliminando a los jóvenes de modo implacable. No es una profecía, es un dato estadístico que podés corroborar.
Por mi parte, he descubierto un tesoro escondido: en el mejor momento de mi crecimiento profesional, dejé mi maestría incompleta para sentarme a jugar en piso.
Nota: ¡hoy es un gran día! Mi hija, que ya tiene un año más que cuando escribí la nota, me pregunto: «¿Por qué estás siempre feliz papá?»