El origen de los arquetipos

Los arquetipos que estudia la psicología junguiana tienen la particularidad de que se encuentran desde los comienzos de la civilización humana; ante los primeros rastros de cultura ya tenemos testimonio de rituales en torno a la muerte y la vida de ultratumba, por ejemplo. Surge entonces la pregunta: ¿De dónde provienen los arquetipos?

Los arquetipos o patrones culturales del significado humano se expresan en diferentes símbolos (el rey, un guerrero, un amante, una artista, entre muchos otros), son innatos, ¿acaso los colocó una civilización extraterrestre allí?

¿El conocimiento como origen?

Los arquetipos griegos (Zeus, Dionisio, Atenea, Ulises y un sin fin de imágenes) pueden considerarse como símbolos asociados al pensamiento, son producto de la intelectualidad. Sin embargo, de esta manera no podemos rastrear el origen buscado.

Occidente, por influencia del pensamiento griego, reproduce símbolos de este «perfil intelectual»; no obstante, si buscamos en las tradiciones espirituales aborígenes de América, la simbología no está asociada tan claramente a la actividad cognoscitiva del hombre sino a la observación de la naturaleza. De este modo, los llamdos pueblos originarios pueden arrrojar luz al problema de los arquetipos.

Mientras los griegos imaginaron a Cronos para representar al tiempo; la mística aborigen simbolizó al espíritu con el águila o el jaguar. ¿Es porque ellos eran «primitivos»?

Creatividad y producción

El ser humano es un mamífero más de la naturaleza y, como tal, se halla integrado a su entorno y esta interacción es mutuamente enriquecedora. Las mujeres y hombres realizamos durante miles de años un aprendizaje empático de la naturaleza y éste impulsó nuestro desarrollo como especie: los chamanes ancestrales observaron el vuelo de las aves y crearon símbolos de hombres alados muchísimos años antes que el científico Leonardo Da Vinci diseñara una máquina para volar; aquellos hombres anhelaron apropiarse de la fuerza del jaguar, danzaron en rituales al sonido del tambor la identificación con la potencia del sagaz felino con gran antelación a que Henry Ford ensamblara su primer auto.

Como podés observar, es la actividad psíquica creadora de los arquetipos la que se encuentra en la base de la productividad humana.

De esta manera puedo postular la tesis acerca de que el origen de los arquetipos del Inconsciente Colectivo se halla en la naturaleza -en nuestro enraizamiento con el animal- y no en la actividad intelectual. Y esto tiene un implicancia.

Restauración de una generación

Una y otra vez escucho el melodrama «quejoso» de los «nobles» que juzgan América latina con sus diagnósticos de oficina:

Es una generación perdida… La droga… El delito… La desnutrición… El analfabetismo…

Frases que sirven de pretexto para garantizar la tranquilidad de no hacer nada, de no «jugarse la piel» (Nassim Taleb, 2018).

Quizás hoy el chamanismo aborigen me permite comprender por qué Jesucristo buscó pescadores y mujeres sencillas para crear su comunidad de paz que se transformó en el hito que partió la historia en dos mitades. Las mismas dos mitades con las que se forma el símbolo del pez que los cristianos primitivos emplearon cómo código encriptado para reconocerse.

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